¿Por que debemos preocuparnos por la extinción?

Hace alguna décadas, entre 1958 y 1962, el ultimo oso gris mexicano (Ursus arctos Horribilis) exhaló su aliento postrero entre los encinos y pastizales de las magnificas barracas y montañas de la Sierra del Nido, en Chihuahua. Considerado el carnívoro mas grande del continente americano, su extinción paso inadvertida para el mundo. Por desgracia , su desaparición no fue un suceso aislado, sino que es representativo de uno de los problemas ambientales mas severos de este siglo; la perdida de la diversidad biológica.

Cada año un numero desconocido de especies desaparece de la faz de la tierra y con su extinción se pierde una fracción de la enorme herencia biológica del ser humano y se limitan las posibilidades de mantener o incrementar su bienestar.
Para entender la gravedad de la extinción de especies es necesario comprender la naturaleza y magnitud de la diversidad biológica del planeta.

¿Por que debemos preocuparnos por la extinción?
A diferencia de las extinciones que ocurrieron en el pasado de forma natural, las actuales están sucediendo a un ritmo muy acelerado y no obedecen a una incapacidad natural de adaptación de las especies, ni son el resultado de un proceso evolutivo sino que se debe a alguna actividad que el hombre lleva a cabo.

No se sabe con certeza cuantas especies se extinguen en el mundo, pero algunos especialistas sitúan la cifra hasta en 17 000 por año, es decir, casi dos por hora. Sin embargo no falta quien insista en preguntarse: ¿Para que sirven los animales? ¿Qué problema hay en que se extingan?, ante esto tenemos que reflexionar en lo siguiente: en contra de la extinción tenemos numerosos argumentos de tipo ecológico, pues sabemos que en la naturaleza existe una trama de relaciones entre las especies, que es la que determina la existencia de ecosistema sanos. Esto significa que cada especie viviente es la expresión de un proceso evolutivo en particular y que, de igual forma, cada una de ellas, representa parte de la información contenida en un ecosistema, la cual es necesaria para el funcionamiento armónico del mismo, su desaparición afecta la dinámica natural que sustenta la vida de dichos ecosistemas.
Si además consideramos que la extinción de una especie no es un evento aislado, sino que puede generar una reacción encadena (muchas especies que requieren de una u otra forma de la que se extingue enfrentan también serios problemas para sobrevivir, e incluso pueden llegar a desaparecer por esa razón), nos daremos cuenta de que en consecuencia habrá procesos esenciales para la vida que se verán afectados.
Un ejemplo podría ser la inestabilidad climática, la cual depende en gran medida de la presencia de bosques y selvas sanos que mantengan  los patrones de lluvia, regulen las temperaturas, absorban el exceso de bióxido de carbono de la atmósfera y ayuden a la producción de oxigeno.